Dramaturgia y dirección de Arsenio Díaz
Es una historia jadeante, oscura y luminosa, que
muestra la proporción concedida a las cosas materiales y el desequilibrio
espiritual que alteró los pensamientos y corrompió los sentimientos de un pobre
trotamundo… Sobre las tablas, vemos con nostalgia la prístina sabiduría enfrentando
la ignorancia y las aberraciones humanas.
Como un mimo soberano, pensador e
inteligente, el actor con su drama solitario, fluye en la dualidad del claroscuro,
prolonga sus agravios y sus sueños en un espectáculo de misteriosa belleza. El
personaje en el escenario ejerce una fascinación actoral, donde los sucesos
guían las acciones, superan los obstáculos, llegando al desenlace con el
silencio de la música de las olas. No obstante, en el ciclo vital del claroscuro,
la vigilia no siempre engendra la luz, porque la mirada del espectador, es la sombra del instante creando
una semblanza a la inmortalidad…
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